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Rattan Lal, enviado especial del IICA a la COP27, plantea a ministros de Agricultura de las Américas acciones adicionales para combatir cambio climático y exigir financiamiento para los países en desarrollo

Pre COP 27 Rattan Lal
Lal citó que el aumento de la población, la disminución de tierra cultivable en 30 países para el 2025, y la escasez de agua y recursos hídricos renovables que afectan a más de 4000 millones de personas, son escollos para alcanzar el cumplimiento de los ODS.

San José, 23 de septiembre, 2022 (IICA). Rattan Lal, el científico considerado como la mayor autoridad mundial en ciencias del suelo y Premio Mundial de la Alimentación del 2020, exhortó a los máximos funcionarios agrícolas de las Américas a abordar 10 puntos clave que obstaculizan el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y recomendó una serie de acciones para avanzar en la acción climática global.

Lal realizó el planteo en la reunión de ministros, secretarios y altos funcionarios de los ministerios de Agricultura del hemisferio, convocada por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) con la finalidad de discutir sobre el papel estratégico del sector agropecuario de la región para enfrentar el cambio climático, de cara a la Conferencia de las Partes de la ONU sobre Cambio Climático (COP27) que tendrá lugar en noviembre en Egipto.

Enviado Especial del Instituto para la COP27, Lal citó que el aumento de la población de 1.14 millones por año y 7.5 millones por mes, la tierra cultivable per cápita de 2.2 hectáreas que estará bajando en 30 países a menos de 0.07 para el 2025, y la escasez de agua y recursos hídricos renovables que afectan a más de 4000 millones de personas son parte de esos factores que surgen como escollos para alcanzar el cumplimiento de los ODS.

“La concentración de dióxido de carbono, el uso de energía a nivel mundial proveniente de combustibles fósiles, el consumo de cereales per cápita: 80 kg muy alto en los países en desarrollo, pero muy bajo en los subdesarrollados; los 820 millones de personas que están con hambre a nivel mundial debido a las 3 C: COVID-19, cambio climático y conflicto, como el que está en Ucrania, las emisiones de CO2 per cápita mundial de 5.4 toneladas métricas y la huella de agua de la humanidad (500 m³ por año)”, son los otros puntos que enumeró Lal, Embajador de Buena Voluntad y Cátedra de Ciencias del Suelo del IICA.

En la cita ministerial, el también profesor de la Universidad Estatal de Ohio presentó una serie de eventos que ocurren a cada minuto en el mundo y que deben ser tomados en cuenta en materia agrícola, de seguridad alimentaria y de acción climática.

“Cada minuto en el mundo mueren por hambre 17 personas, hay deforestación de 25 hectáreas, la eliminación de agua limpia o potable, el consumo de energía de 1.1 Julios, se pierden 5.6 hectáreas de tierra arable, degradación de suelos en 10 hectáreas, emisiones de dióxido de carbono de 20 giga gramos, eso es lamentable, y recientemente para Ucrania tenemos una gran cantidad de 20 millones de refugiados”, alertó Lal.

En este sentido, para transformar ese oscuro panorama el laureado científico sugirió a las autoridades agrícolas presentes cinco objetivos: avanzar con los ODS para el 2025, utilizar energías renovables para descarbonizar la agricultura, secuestro de carbono en el suelo y los árboles, ver cómo están en materia de óxido nitroso, porque es más potente que el dióxido de carbono; y restaurar la tierra degradada.

También planteó la necesidad de que las Américas, en su intención de elevar el perfil del sector agrícola en la COP27 y más allá, pueda resaltar ejemplos de éxito en agricultura de conservación en Sudamérica, como el caso de Brasil, Argentina, Chile, Uruguay. 

“Darles poder a los agricultores para pagar por servicios ecosistémicos, no dejar ninguna cultura atrás, a ningún país, a ningún agricultor”, dijo, al tiempo que mencionó otras estrategias como “desarrollar o fortalecer alianzas público-privadas para pagar por sistemas ecosistémicos, y que nos pueden ayudar a pasar de la ciencia a la acción”. 

Lal reflexionó además en que en materia de acción climática y en medidas de adaptación y mitigación “no es necesario sacar programas nuevos si no los implementamos”, e instó a ejecutar de forma adecuada los que ya están desarrollados en las diferentes instancias.

“Quisiera decir que tenemos que identificar regiones eco sensibles desde el punto de vista ecológico. Ahí el secuestro de carbono puede generar muchos beneficios, es una gran cantidad de dinero que tenemos ahí, el bosque lluvioso tropical y en la zona antigua de los Andes, también eso importa”, acotó. 

Temas para la discusión en el marco de la COP27

En su intervención ante los ministros, secretarios y altos funcionarios de los ministerios de Agricultura de las Américas, propuso que para la COP 27 el sector agrícola de la región debe ponderar poner en la mesa de discusión el aprovechamiento y desarrollo del conocimiento indígena combinado con el actual y la innovación científica. 

“También la educación en todos los niveles, con un enfoque en el ambiente para que los niños sepan de dónde viene la comida, cómo se ve, un suelo saludable, como se ve un buen ambiente. Debemos tener una agricultura positiva hacia la naturaleza, soluciones basadas en la tierra, eso es importante y sugiero un plan de acción nacional que determine un programa, una agenda determinada a nivel nacional para todo lo que es aguadesarrollar un plan de carbono global o nacional y para poder bajar el calentamiento global en 5 centígrados”, complementó.

Al tener esos planes y agendas Lal determinó que es más factible exigir a los países desarrollados los “1.000 millones de dólares que han sido comprometidos” para adaptar y mitigar los efectos del cambio climático en los países en desarrollo.

El Enviado Especial del Instituto para la COP27 concluyó citando a las autoridades agrícolas que tras la cumbre es importante que logren “financiamiento aumentado y más transparente para la agricultura basada en ciencia y un mecanismo de pagos a los agricultores por los sistemas ecosistémicos”.

“La recompensa financiera sí podemos demandarla, tener una recompensa financiera únicamente para esos países que implementan sistemas agrícolas y alimentarios nativos”, finalizó.

 

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